En este artículo te lo comparto.

El papel de la microbiota en el embarazo 

Como ya sabemos, nuestra microbiota juega un papel fundamental a lo largo de nuestra vida, pero durante el embarazo su importancia es aún mayor. 

En años recientes, ha habido una evidencia creciente respecto de la importancia del microbioma para la madre y el bebé en gestación. 

Durante esta etapa, grandes cambios ocurren al nivel de la microbiota intestinal, y regular ésta, puede ofrecer grandes beneficios para ambos. 

Algunos cambios en el cuerpo de la madre durante el embarazo pueden estar relacionados con cambios en la composición y diversidad de la microbiota.

Por otra parte, muchas complicaciones durante el embarazo están relacionadas con el microbioma intestinal, como la diabetes gestacional, la obesidad, la preeclampsia, los trastornos digestivos y las enfermedades autoinmunes.

Enfocarse en la microbiota durante esta etapa puede significar un desarrollo favorable del mismo para ambos, tanto la madre como para el bebé. 

Cómo afecta la composición y diversidad de la microbiota la salud de la madre y el bebé 

Algunos datos que resultan interesantes: 

• La composición y diversidad de la microbiota intestinal en el embarazo cambia cada 3 meses durante el periodo gestacional
• No obstante, durante los primeros tres meses permanece sin cambios, en lo que se refiere a las bacterias gram tanto positivas como negativas
• La composición y diversidad de la microbiota cambia en función de los factores genéticos del huésped, factores ambientales y hábitos dietéticos 
• Durante el embarazo, los cambios en la composición y diversidad de la microbiota ocurren en diferentes partes del cuerpo de la madre tales como la cavidad oral, la vagina, el intestino, y la leche materna

Además, los microbiomas en la leche materna y la vagina están estrechamente relacionados con la colonización de microbiomas en los primeros años de vida de los bebés.

Microbiota intestinal y placentaria

La microbiota intestinal durante el embarazo no solo afecta la salud de la madre, sino también la del bebé en gestación a través de la placenta; en la microbiota placentaria se encuentran diferentes bacterias no patógenas como Tenericutes, Fusobacteria, Bacteroidetes y Firmicutes.

No obstante, factores como la diabetes gestacional, obesidad, infecciones vaginales y el uso de antibióticos puede alterar el equilibrio de la microbiota placentaria. Por ejemplo, ganar excesivo peso durante el embarazo está asociado a factores de riesgo como desórdenes de la microbiota placentaria y parto prematuro. 

Otra condición que pone la vida de la madre y del bebé en riesgo es la preeclampsia. Entre los factores de riesgo conocidos se encuentran el aumento de la presión arterial – hipertensión-, peso, edad e historia previa de preeclampsia, pero se ha descubierto que estos factores solo predicen un 30% de los casos. 

Otros factores menos conocidos incluyen el estrés oxidativo, el aumento de las citoquinas proinflamatorias y la microbiota placentaria.

La identificación de microbiomas placentarios en mujeres embarazadas con preeclampsia indica que la abundancia de varios tipos de bacterias en la placenta está relacionada con infección gastrointestinal, infección respiratoria o periodontitis, respectivamente.

Por ejemplo, Escherichia, Bacillus, Salmonella y Listeria están asociados con infecciones gastrointestinales, Anoxybacillus y Klebsiella están asociados con infecciones respiratorias, Dialiste, Variovorax, Porphyromonas y Prevotella shahii están asociados con periodontitis.

Es decir, que las bacterias que provocan infecciones y que son provenientes de otras partes del cuerpo, pueden alcanzar la placenta y con ello alterar su microbiota.

Salud mental en el embarazo y microbiota

Con relación a la salud mental durante el embarazo, se sabe que el estrés psicológico de la madre, la ansiedad y depresión durante el embarazo y posparto, podrían tener efectos en la salud mental y conducta del bebé, aumentando el riesgo de desórdenes psiquiátricos en este último. 

Factores como la inflamación de la madre, no asociada al proceso de gestación en sí, sino a otros factores como la obesidad, asma o consumo de tabaco han sido asociados a alteraciones del desarrollo como el Trastorno del Espectro Autista (TEA) y el Trastorno por Déficit de Atención (TDA)

No obstante, poco se sabe acerca del papel que podría jugar la microbiota en ello. 

Los resultados de una investigación revelaron que los bebés de madres que informaron una mayor ansiedad y estrés percibido tenían una diversidad microbiana reducida. Además, las abundancias cuantitativas taxonómicas relativas de Bifidobacterium dentium y otras especies que se han asociado con la modulación del eje intestino-cerebro u otros resultados beneficiosos para la salud se redujeron en los hijos de madres con mayor ansiedad, estrés percibido y depresión.

Los investigadores también encontraron asociaciones entre las bifidobacterias y las citocinas proinflamatorias maternas prenatales IL-6, IL-8 e IL-10. Es decir, taxones microbianos específicos involucrados en el mantenimiento de la función cerebral e inmunológica adecuada fueron más bajos en los hijos de madres con ansiedad, depresión o estrés, lo que proporciona una fuerte evidencia de un mecanismo por el cual los factores maternos pueden afectar la salud de los hijos a través de la desregulación de la microbiota.

Otro estudio apunta al surgimiento de la depresión postparto y su asociación con cambios en las hormonas reproductivas y del estrés. Dichos componentes podrían ser modulados por la microbiota intestinal, la cual puede afectar la salud mental durante el periodo perinatal vía el eje intestino- cerebro.

Estudios recientes sugieren que las intervenciones dietético nutricionales, en las que se incluyen vitamina D, ácidos grasos, hierro y fibra podrían prevenir o mitigar efectivamente la depresión maternal y la ansiedad, pero debe considerarse en todo ello, el papel que juega la microbiota intestinal. 

Uso de probióticos durante el embarazo

Teniendo en cuenta el impacto que tiene la disbiosis o desequilibrio de la microbiota en los trastornos de salud mental, como la ansiedad y la depresión, la ingesta de probióticos puede ser una estrategia eficaz para prevenir y aliviar la depresión perinatal.

Se considera que el uso de probióticos durante el embarazo podría ser eficaz en mantener la homeostasis intestinal, y así el potencial para modular el desarrollo de desórdenes mentales como la ansiedad y depresión, aunque es necesario hacer más investigaciones al respecto. 

Vitamina D y depresión 

Otro hallazgo son los efectos de la vitamina D con la depresión postparto. La deficiencia de esta vitamina durante el embarazo y el nacimiento es una preocupación seria y la suplementación podría beneficiar positivamente tanto a la madre como al bebé. 

La vitamina D, la cual ha sido considerada por algunos como una hormona con numerosas podría proveer de ciertas especies microbianas con efectos interesantes, por ejemplo, podría proveer de Bifidobacterias, Coprococcus y Lactococcus, los cuales al menos en los dos primeros casos, podrían ayudar a reducir los síntomas depresivos. Otras especies como la Akkermansia podrían ser inhibidas pero de igual forma, contribuir a la mejora de los síntomas. 

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Referencias

The Role of Microbiomes in Pregnant Women and Offspring: Research Progress of Recent Years Front. Pharmacol., 08 May 2020 Sec. Obstetric and Pediatric Pharmacology Volume 11 – 2020  https://doi.org/10.3389/fphar.2020.00643

Maternal anxiety, depression and stress affects offspring gut microbiome diversity and bifidobacterial abundances Jeffrey D. Galley, Lauren Mashburn-Warren, Lexie C. Blalock, Christian L. Lauber, Judith E. Carroll, Kharah M. Ross, Calvin Hobel, Mary Coussons-Read, Christine Dunkel Schetter, Tamar L. Gur,
Brain, Behavior, and Immunity, Volume 107, 2023, Pages 253-264, ISSN 0889-1591
https://doi.org/10.1016/j.bbi.2022.10.005

Song J, Zhou B, Kan J, Liu G, Zhang S, Si L, Zhang X, Yang X, Ma J, Cheng J, Yang Y, Liu X. Gut microbiota: Linking nutrition and perinatal depression. Front Cell Infect Microbiol. 2022 Aug 26;12:932309. doi: 10.3389/fcimb.2022.932309. Erratum in: Front Cell Infect Microbiol. 2022 Nov 11;12:1053553. PMID: 36093196; PMCID: PMC9459161.

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