Con mucha frecuencia leo frases como «trabajar duro por algo que nos interesa se llama estrés, trabajar duro por algo que amamos se llama pasión» o «la presión es lo que convierte al carbón en diamante», etc
Y sin demeritar estas frases, ni a las personas que las formularon, me surgen dudas respecto a ellas. Es cierto que sin estrés no podemos vivir, que es parte de la vida y que dosis moderadas de estrés son buenas para motivarnos y perseguir una meta. A este tipo de estrés se le conoce como Eutrés o Estrés Positivo.
Pero en la mayoría de los casos, lo que las personas con las que trabajo viven, es el otro tipo de Estrés, llamado también Distrés o Estrés Negativo. Es este tipo de estrés, el crónico o pervasivo, el que más nos afecta, y afecta no solo nuestro desempeño, sino también nuestra salud.
De lo anterior, que resulte fundamental para todos el practicar alguna técnica de relajación. Relajarse, significa liberarse de la tensión, ya sea física o psicológica, por medio de la práctica de cualquiera de éstas.
Existen diversas técnicas de relajación. En particular dos de mis preferidas son la Respiración Diafragmática y la Relajación Muscular Progresiva, las cuales practico y enseño a mis pacientes con bastante frecuencia. Existen otras como la Imaginación Guiada y la Meditación, las cuales también resultan bastante efectivas. Incluso las técnicas de Reestructuración Cognitiva, que si bien no son propiamente «Técnicas de Relajación» permiten a la persona, «aligerar» la tensión psicológica producto de pensamientos disfuncionales.
Conocer diversas técnicas de relajación nos da la posibilidad de elegir aquella que nos resulte más cómoda o conveniente. En términos generales, todas ellas resultan inocuas, es decir no causan daño si se practican correctamente y pueden reportar grandes beneficios al actuar sobre nuestro sistema parasimpático, una división de nuestro sistema nervioso, y que es el que nos permite relajarnos. Algunos de los beneficios asociados a la relajación son:
- Disminuir nuestra frecuencia cardiaca y presión arterial
- Normalizar nuestra respiración
- Mejorar nuestra función digestiva
- Reducir nuestros niveles de cortisol
- Reducir la tensión muscular y el dolor crónico
- Reducir la fatiga, el enojo y la frustración
Solamente de esta forma, a través de la práctica constante de estas técnicas y haciéndolas parte de nuestro estilo de vida, es cómo podremos hacer frente a los estresores del día a día y mantener nuestra salud y calidad de vida